La figura de Nicolás Maduro salió vapuleada de la reciente Cumbre de las Américas, celebrada los pasados viernes y sábado en Lima, a la que el propio presidente venezolano no estaba invitado por su deriva dictatorial. Los jefes de Estado asistentes a la cita en la capital de Perú debatieron la tragedia política y humanitaria de Venezuela, sin que los chavistas lograran imponer su agresividad dentro del foro ni en las calles limeñas.
En las calles se escenificó un foro paralelo, que consistió en la confrontación de los chavistas contra los invitados oficiales a la cumbre. El régimen de Nicolás Maduro llevó en aviones de la aerolínea venezolana Conviasa a 250 activistas, apoyados por cubanos y bolivianos, para hacer ruido en las vías públicas de la ciudad y boicotear así el encuentro.
Llamada a elecciones libres en Venezuela
Finalmente, Maduro aseguró que no iría a Lima por ser «una pérdida de tiempo», pero en realidad sus asesores le recomendaron que no acudiera porque iba a salir trasquilado. También porque la Interpol tiene una orden de captura preventiva en su contra emitida por el Tribunal Supremo en el exilio en Bogotá por el caso de corrupción de Odebrecht.
Los firmantes señalan que cualquier tipo de comicios que no cumplan dichas condiciones carecerán de legitimidad. También expresan su «determinación» a continuar impulsando, a través de la Organización de Estados Americanos (OEA), medidas políticas que contribuyan a restablecer la estabilidad democrática en Venezuela.
Por otro lado, hacen una llamada internacional a implementar un nuevo programa de asistencia humanitaria que «alivie la situación de sufrimiento y escasez que padece el pueblo de Venezuela» y manifiestan una «profunda preocupación» por el creciente éxodo de venezolanos.
Maduro respondió desde Caracas que la cumbre continental «fue un fracaso». «Todo el que se mete con Venezuela, se seca. Pretendieron excluirnos de la Cumbre de las Américas y lo que hicieron fue fracasar», remarcó.
Realizó esta afirmación durante una movilización contra la «agresión imperialista» de EE.UU. a Venezuela, que comenzó en la avenida Libertador y llegó a las cercanías del Palacio de Miraflores, sede de la Presidencia. Los autobuses llevaron a los activistas chavistas vestidos de rojo por las calles de Caracas para hacer loas a Maduro. Eran los miembros del Partido Socialista Unido de Venezuela (Psuv), fundado por Chávez, y los 545 miembros de la Asamblea Nacional Constituyente, cuestionada internacionalmente.